Normandía (y II). Costa de Alabastro.
Honfleur
Situado en el estuario del Sena, está considerado como uno de los pueblos más bonitos de Normandía. Sus calles, en las que se conservan casas con entramado de madera y sus paisajes, son un icono del movimiento artístico del impresionismo por lo que es conocida también como la Ciudad de los Pintores.
Empezó a desarrollarse en el siglo IX con la llegada de los
Vikingos que la convirtieron en uno de sus primeros asentamientos permanentes
en esta parte de Europa. A partir del siglo XII se convirtió en un importante
punto de paso para las mercancías que transitaban por mar hacia Inglaterra. Puerto
militar a partir del siglo XIV durante la Guerra de los Cien Años, fue en los
siglos XVI y XVII, el punto de partida de las expediciones hacia el continente
americano y fue también ciudad corsaria.
En el puerto, el edificio de piedra de La Lieutenance formó
parte de la antigua muralla de Honfleur.
Situado en la iglesia de Saint-Etienne que da al Vieux
Bassin, el museo marino de Honfleur alberga una importante colección de
maquetas, grabados y objetos de todo tipo relacionados con el mar.
Muy cerca del puerto, en lo que sería el antiguo barrio
marinero del pueblo, se encuentra la iglesia de Santa Catalina construida
totalmente en madera. Posee dos naves en forma de doble casco de barco invertido. Construida a finales del siglo XV por los
talleres que se dedicaban a la construcción naval, recuerda a las construcciones
medievales de los países nórdicos.
El campanario se encuentra en una torre aparte, también construida completamente en madera.
El museo dedicado al pintor Eugène Boudin y la Casa Museo del
músico Satie, completan la lista de los lugares más destacables.
El área de autocaravanas se encuentra muy cerca del pueblo [49.419300, 0.242569].
Es un terreno de tierra compactada y que no dispone de puntos de luz suficientes para dar cobertura a todas las plazas. Nosotros pernoctamos en el Camping du Phare [49.425245, 0.227204], localizado en la proximidad del pueblo y cercano a la playa de Butin.
Étretat
Cruzamos el Puente de Normandía, que atraviesa el estuario
del río Sena y que une Honfleur con Le Havre. Como curiosidad, el puente con
sus 2.141 metros de largo, es uno de los puentes atirantados más grandes del
mundo.
Le Havre es la primera ciudad de Normandía con 193.000
habitantes. La ciudad sufrió intensos bombardeos durante la Segunda Guerra
Mundial y su reconstrucción es un ejemplo de aplicación de los principios de la
arquitectura y la planificación urbanística a las ciudades modernas, que ha
recibido el reconocimiento de la UNESCO.
Decidimos no detenernos y seguir por la carretera de la costa D940 continuando viaje hasta Étretat, un pueblo entre gigantescos acantilados.
Como alternativa para pernoctar, a 3 Km. en Le Tilleul, se
encuentra el camping Abijune que dispone de magníficas instalaciones.
En el pueblo, se encuentra la casa del escritor Maurice
Leblanc, autor del personaje de ficción Arsène Lupin y que, en la actualidad, está
convertida en un museo que permite realizar un recorrido interactivo a través
de las aventuras del famoso personaje.
Considerado como el lugar imprescindible de la Costa de Alabastro, los acantilados de Étretat forman uno de los paisajes más impresionantes y pintorescos de Francia, que se pueden recorrer mediante un sendero costero (GR 21). Una vez alcanzada la máxima cota, el recorrido es prácticamente llano.
La calle principal desemboca en la playa, que, tomándola como punto de partida y una vez situados frente al mar, a nuestra derecha encontramos la Falaise D’Amont y en lo alto, la capilla de Notre-Dame de la Garde.
A nuestra izquierda, se encuentra la Ported’Aval,
la Aiguille y el resto de lugares excepcionales de este tramo costero: la Manne
Porte, Pointe de la Courtine, Pointe du Fourquet y el Cap d’Antifer, donde
finaliza el sendero al pie del faro. El regreso se realiza por el mismo
recorrido.
Veules les Roses
Sus villas de estilo belle Époque, recuerdan los orígenes de
la estación balnearia que fue destino vacacional de moda en el siglo XIX entre
personajes célebres como Víctor Hugo.
Antes de desembocar en el Canal de la Mancha, el Veules, el río más pequeño de Francia con sus 1.194 metros de longitud, ofrece un curso verde y florido entre molinos y cabañas, que se puede recorrer mediante un sendero que sigue paralelo a su curso.
Su costa, sus callejuelas y casas con tejado de paja, le dan
un particular encanto que le han hecho merecedor de pertenecer a la red “Les plus beaux villages de france”
Para estacionar nuestros vehículos hay que dirigirse al
parking de Les Falaises [49.875500, 0.792283], una gran parcela de césped,
tranquila y con vistas al mar según la ubicación, que se encuentra a 5 minutos
a pie del centro del pequeño pueblo, al que se llega siguiendo un camino que
desciende del acantilado. No está permitida la pernocta.
Cerca del parking hay un bosquecillo que tiene un mirador que permite ver desde lo alto la línea de costa y los acantilados.
Si se desea pernoctar hay que ir al Camping Les Mouettes, en la
Avenue Jean Moulin (D 68) [49.875801, 0.803116]. Hay que tener mucha precaución para no adentrarse en el interior de la población, ya que sus calles estrechas pueden resultar una trampa para nuestros vehículos.
Abbaye de Jumièges
Dejando la zona costera de la Alta Normandía, realizamos un
desvío hasta la Abadía de Jumiègues, último destino de nuestra ruta por
Normandía y situada al abrigo de un meandro del Sena a 25 kilómetros de Ruan,
la capital de la región.
Influyente centro monástico
medieval muy apreciado por los artistas románticos del siglo XIX, se ubican los
restos de un inmenso conjunto abacial que forman un espacio realmente atractivo
y que llegó a ser denominado como “las ruinas más bellas de Francia”.
Fundada en el 654 y destruida en el 841 por los Vikingos, durante las Guerras de Religión la abadía fue nuevamente saqueada. Durante la Revolución, como muchos edificios religiosos, la abadía se vendió como propiedad nacional.
La iglesia sirvió como cantera de
piedra junto a otras partes de la abadía hasta 1824.
La familia Lepel-Cointet compró la abadía en 1852 y comenzó a
salvar los restos. La
abadía de Jumièges volvió a ser propiedad estatal en 1947.
Está situada en el corazón de un parque cerrado de 14
hectáreas. En el siglo XIX, los antiguos jardines monásticos fueron remplazados
por un parque de estilo inglés para valorizar las ruinas.
También alberga la pequeña iglesia de
Saint-Pierre y sus raros restos carolingios y la vivienda abacial, una casa
solariega del siglo XVII.
Para realizar la visita, en las proximidades de la abadía se
encuentra un amplio parking [49.430901, 0.814576] donde está permitida la
pernocta y que dispone de punto limpio y una plataforma de servicios de pago,
mediante fichas que se adquieren en los comercios de la localidad.
Como alternativa, se encuentra el Camping de la Forêt [49.434799,
0.829294], también en las proximidades del conjunto histórico.
*Clickeando sobre cualquiera de las fotografías, accederás a la galería completa de la entrada en tamaño real.
NORMANDIA (I). PLAYAS DEL DESEMBARCO









