Belchite y Oradour-sur-Glane: Ruinas para la memoria
Ambos pueblos, hermanados desde hace unos años, tuvieron el mismo final, la despoblación a consecuencia de la guerra y la conservación de sus ruinas como memoria. Si bien su historia y simbolismo son muy distintos: Belchite es el recuerdo de una guerra civil y las ruinas de Oradour-sur-Glane son el testimonio de la barbarie nazi llevada a cabo contra la población civil en un país ocupado.
Belchite, a 50 km. de Zaragoza, fue
lugar de una sangrienta batalla durante la Guerra Civil Española desde agosto
de 1937 a marzo de 1938, dejando el pueblo casi completamente derruido.
Al finalizar la guerra, un millar
de presos políticos republicanos que malvivían hacinados en los barracones de
un campo de concentración cercano conocido como “la pequeña Rusia”, en el que
también fueron confinados los miembros de las familias locales señaladas como
izquierdistas y que sobrevivieron a la represión posterior, levantaron un nuevo
núcleo de población, dejando el viejo Belchite con sus ruinas intactas.
El nuevo Belchite sería
inaugurado en 1954. Los últimos vecinos dejaban en 1964 el pueblo viejo.
La formulación del proyecto y su
contextualización en la época y los sucesos de la guerra civil, provocada por
el golpe militar contra el gobierno legítimo de la II República, se inscribe en
la gran corriente que reúne una importante variedad de memoriales de guerra en Europa:
el Memorial de Caen,
el Museo de la Paz en Guernica o el Centro de la
Memoria y las ruinas de Oradour-sur-Glane entre otros, aunque este proyecto es
bastante más modesto.
La duración de la visita diurna
(existen otras variantes para realizarla) es de una hora y media
aproximadamente.
La iglesia de San Martín de Tours
es uno de los edificios principales. Su torre procede del siglo XV y sus tres
cuerpos tienen decoración mudéjar, al igual que la torre del Reloj, otro de los
monumentos que se conservan en el pueblo antiguo.
Fuera del casco urbano, se
encuentra el santuario de la Virgen del Pueyo que procede del siglo XIII y
actualmente conserva una torre mudéjar del siglo XVI. Fuendetodos, pueblo natal
de Goya, se encuentra a tan solo 15 minutos en coche de Belchite.
Belchite dispone de área de autocaravanas [41.306394, -0.750144]. Se trata de un estacionamiento gratuito que dispone de diez plazas. La pernocta y el vaciado es gratis.
Cuesta 5€ cargar agua y la conexión eléctrica,
que se pagan mediante fichas que se
compran en la oficina de turismo.
En uno de los viajes que realizamos a través de Francia, decidimos visitar el Centro de la Memoria y las ruinas de Oradour-sur-Glane, otro pueblo congelado en el tiempo y que permanece tal como lo dejaron los nazis. El Estado francés la declaró ‘Villa Mártir’ y decidió convertirlo en un memorial en recuerdo de la barbarie para recordar una masacre que sobrepasa lo imaginable.
Habíamos leído reseñas sobre ello
con anterioridad y aprovechando que el pueblo dispone de un área de
autocaravanas [45.935600, 1.024790] decidimos visitarlo y parar a pernoctar en
ella.
Existe otro lugar de aparcamiento
mixto próximo al memorial [45.931000, 1.034560].
El 10 de junio de 1944, solo
cuatro días después del desembarco de Normandía, una división de las Wafen-SS
alemanas movilizada para impedir el avance aliado, pararon en Oradour con
órdenes de realizar una acción ejemplar que tenía por objeto mandar un mensaje
a la Resistencia y a quien pudiera ayudarlos o darles cobertura.
Con el pueblo rodeado, los habitantes son arrastrados hacia el interior del municipio y reunidos en el recinto ferial.
Se da orden de fusilar a los que no pueden llegar hasta allí. Los hombres son separados de las mujeres y los niños, que son conducidos al interior de la iglesia.
Los hombres son distribuidos en
lugares localizados de antemano. Luego los ejecutan siendo ametrallados.
Mujeres y niños son encerrados y masacrados en la iglesia a la que prenden
fuego e intentan destruir con explosivos. El pueblo es saqueado e incendiado.
Antes de marcharse, se procede a
la eliminación sistemática de los cuerpos prendiéndoles fuego o enterrándolos
en fosas comunes. Solo unos pocos podrán escapar y dar testimonio de lo
sucedido. Habrá finalmente 643 víctimas.
Entre ellos, 19 españoles (11 niños y niñas, seis mujeres y dos hombres) que se habían exiliado de España en 1939 y que habían pasado previamente por los campos de concentración franceses.
Las víctimas españolas sólo han recibido un homenaje oficial por parte de las
autoridades españolas: el que les tributó el Gobierno de la II República en el
exilio.
En ambos casos, los paisajes y el silencio que les rodean sobrecogen, pero la visita de estos lugares son necesarias para la preservación de la memoria y para combatir el olvido.